¿Qué es la enfermedad arterial periférica?

La enfermedad arterial periférica, o EAP, es una afección progresiva y frecuente en adultos mayores en la que el flujo sanguíneo en las arterias de las piernas se vuelve cada vez más restringido. Si no se diagnostica ni se trata, la EAP puede provocar complicaciones graves que pueden ir desde calambres y dolor en las piernas al caminar hasta heridas que no cicatrizan e incluso la amputación. En algunos casos de EAP avanzada, puede ser necesaria la amputación de una extremidad. La EAP también se asocia con un mayor riesgo de complicaciones potencialmente mortales, como accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.[1]La detección y el tratamiento tempranos son esenciales para evitar estas complicaciones.

¿Quién padece de EAP?

Uno de cada 20 estadounidenses mayores de 50 años tiene EAP, y para aquellos mayores de 80 años, la probabilidad aumenta a 1 de cada 5.[1].

En aproximadamente el 90% de los pacientes con EAP, la causa principal es la acumulación de depósitos grasos, o placa, a lo largo de las paredes internas de las arterias, lo que provoca un estrechamiento de las arterias y afecta el flujo sanguíneo. Aunque la EAP puede presentarse en cualquier arteria, generalmente afecta las arterias de las piernas.

Tener colesterol alto o presión arterial alta aumenta el riesgo de padecer EAP. Además, tener diabetes aumenta el riesgo de padecer EAP entre 2 y 4 veces.[1], y el tabaquismo aumenta el riesgo en 2,5 veces. De manera similar, la obesidad y el sedentarismo contribuyen al desarrollo de la EAP, y la genética también influye. Si alguien en su familia tiene EAP, es más probable que desarrolle la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica la EAP?

La EAP puede ser difícil de diagnosticar ya que es en gran medida una enfermedad silenciosa, con más del 50% de pacientes que no muestran ningún síntoma.[2]Cuando aparecen síntomas de EAP, lo más común es que se presenten como sensaciones de dolor, molestias, calambres, fatiga o entumecimiento que aparecen al caminar u otra actividad física y desaparecen con el descanso.[3].

Dado que la EAP no suele presentar síntomas, las pruebas de detección son extremadamente útiles. Si tiene más de 50 años y presenta uno o más factores de riesgo, un examen físico vascular completo ayudará a revelar signos tempranos de reducción del flujo sanguíneo en las arterias. Estos procedimientos de examen son simples, suaves y no invasivos. Incluyen controlar la presión arterial y el pulso en el pie y la pierna, escuchar los sonidos reveladores del flujo sanguíneo turbulento, observar el color y la temperatura de la piel del pie y la pierna, y observar signos de pérdida de cabello, debilidad muscular, llagas u otros cambios.

Si un examen físico muestra una posible EAP, se realizan pruebas adicionales mediante ecografía, tomografía computarizada o arteriografía (inyección de tinte en la arteria) para determinar con precisión la ubicación y el alcance del problema.

¿Cómo se trata la EAP?

La enfermedad arterial periférica en etapa temprana generalmente se puede tratar de manera conservadora abordando los factores causantes y contribuyentes. Esto significa reducir el colesterol elevado con medicamentos y una dieta saludable, prevenir los coágulos sanguíneos con aspirina en dosis bajas o medicamentos anticoagulantes y dejar de fumar, si ese es un factor. Su médico también puede recomendar un programa de caminatas supervisado donde puede mejorar su fuerza y circulación de manera segura.

La EAP avanzada se trata mediante un procedimiento mínimamente invasivo llamado aterectomía. En este procedimiento, que se realiza sin anestesia general, se inserta un catéter en la arteria afectada. Un instrumento en el extremo del catéter raspa cuidadosamente el interior de la placa, abriendo la arteria para que la sangre pueda fluir a través de ella. Durante el procedimiento, las partes extraídas de la placa se depositan en una cámara de retención y se retiran junto con el catéter. En algunos casos, se puede combinar una aterectomía con un procedimiento con balón para expandir la arteria. Un estudio a largo plazo realizó un seguimiento de los pacientes durante 24 meses después del enfoque combinado y descubrió que la combinación era significativamente más eficaz que el procedimiento con balón por sí solo, lo que dio como resultado un mejor flujo sanguíneo, una menor necesidad de intervenciones adicionales y menos efectos adversos.[4].

La aterectomía no requiere hospitalización, la curación es rápida y requiere poco tiempo de recuperación, y los pacientes vuelven a casa el mismo día. En un pequeño ensayo clínico de 60 pacientes con oclusión avanzada de una arteria principal de la pierna, todos los participantes tuvieron una mejoría moderada a significativa inmediatamente después del procedimiento.[5].

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Referencias

  1. Actualización sobre enfermedad arterial periférica: epidemiología y hechos basados en evidencia. Aterosclerosis, 2018. 275: pág. 379-381
    https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29843915
  2. El índice dedo-brazo en el diagnóstico de la enfermedad arterial periférica. J Vasc Surg, 2013. 58(1): pág. 231-8
    https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23688630
  3. Loscalzo, MACJ, Capítulo 275: Enfermedades arteriales de las extremidades. Principios de medicina interna de Harrison, 20e.
    https://accessmedicine.mhmedical.com/content.aspx?bookId=2129&sectionId=192030522
  4. Eficacia y seguridad de la rotación de placa TurboHawk combinada con un balón recubierto de fármaco en el tratamiento de pacientes diabéticos con enfermedad arterial de las extremidades inferiores. Hemost de la trombosis de la aplicación clínica, 2020. 26:1076029620915979
    https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/32243192
  5. Evaluación del sistema de rotación de placa TurboHawk en el tratamiento de la aterosclerosis femoral superficial. Med Sci Monit, 2018. 24: pág. 9026-9031
    https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30543205